Llegó por primera vez a Santa Cruz en abril del 2003, cuando el resultado de la primera vuelta para las presidenciales había dado ganador a Carlos Menem y segundo a Néstor Kirchner. Marcelo López Masía (43) trabajaba en Canal 9 y Mariano Grondona lo había enviado a la provincia patagónica para conocer mejor al por entonces gobernador de apellido difícil. No tenía preconceptos ni sabía con qué se iba a encontrar.
“Apenas llegué –recuerda hoy- pude hablar con todo el arco opositor, pero no me atendía nadie del oficialismo, se me escapaban todos. Yo quería preguntarles, entre otras cosas, cuántos eran y dónde estaban los millones de Santa Cruz depositados en el exterior. Nadie respondía, ni De Vido, ni Zannini, ni Alicia Kirchner, ni Waldo Farías, que era el ministro de Economía. El día antes de regresar nos enteramos que había un acto, un acto del cual sólo habían avisado a periodistas amigos. Fuimos con mi camarógrafo y allí estaban todos, pero nadie se paraba a responder. Por fin, cuando llegaba a preguntarles sobre el dinero de la provincia, uno me respondió que eran 500 millones de dólares, otro me dijo 700 y un tercero me dijo más de 1.000. Eran ministros y diputados, y ninguno sabía con exactitud cuánto era el dinero que la provincia que representaban tenía depositado en el exterior, ni tampoco dónde estaba.”
Documental. Las imágenes que López Masía filmó forman parte de un documental que ya está en etapa de edición y que NOTICIAS presentará en las próximas semanas. Allí se ve el momento en que el periodista llega con su micrófono frente a Kirchner y le pregunta respetuosamente: “Gobernador, ¿podemos dialogar con usted?”. La insólita respuesta no se la dirigió a él sino a sus enfervorizados seguidores: “Compañeros, no caigan en la provocación”. Su respuesta transparentaba lo que se conocería luego sobre cómo Kirchner interpreta el rol del periodismo: una invitación al diálogo era -¿y sigue siendo?- una provocación. Lo que parecía una respuesta desmedida, una invitación a la violencia, lo fue. A continuación se ve a López Masía en el suelo, recibiendo insultos y patadas.
En Buenos Aires, mientras tanto, se conocía que Menem se bajaba de la segunda vuelta y Mariano Grondona recibía una propuesta del kirchnerismo: si no emitía el papelón de Santa Cruz, el futuro presidente iría al programa. Grondona respondió que Hora Clave pasaría una síntesis de lo sucedido y que Kirchner podría ir para responder. El informe se emitió y Kirchner nunca fue.
El periodista sintió desde su regreso, que algo había cambiado para él en Canal 9. Le empezaron a encargar informes que luego no salían al aire, al mismo tiempo que la emisora de Daniel Hadad se acercaba al Gobierno. Un día del año 2006 comprendió dos cosas: que si quería seguir haciendo periodismo de investigación debía buscar otro destino laboral, y que tenía una deuda pendiente con los santacruceños que durante los tres años siguientes a su visita le seguían enviando filmaciones y documentos desconocidos sobre la actuación de Néstor Kirchner en la provincia.
La otra Santa Cruz. El documental de López Masía muestra a un periodista determinado a encontrar respuestas a temas que en su momento escandalizaron a toda la Patagonia: el nombramiento de jueces adictos, el uso de fondos públicos para comprar a la prensa a través de publicidad oficial, amigos de Kirchner que se hicieron millonarios en poco tiempo, la nula política de derechos humanos en la provincia, los negocios petroleros y la contaminación ambiental, y la mafia pesquera que terminó con la vida del empresario Raúl Espinosa en el llamado caso Conarpesa, en el marco de aportes de fondos negros para la campaña presidencial.