SAN ROQUE.- Blues, rock y heavy; la viola, los amigos de la música, los de la vida y un encuentro de motoqueros. Si alguien quiere crear el museo de Pappo, va a tener que tomar como referencia el tributo de Cosquín Rock a Norberto Napolitano, a casi un año de su muerte, y que acaparó la atención de todos anteayer, en la quinta y última jornada del festival, que volvió a dejar imágenes como para repasar el resto del año.

Como en el Pepsi Music, Ratones Paranoicos cerró el encuentro, pero esta vez no estuvimos allí para verlos: la producción previó nuestro viaje de vuelta para la hora en que comenzaba a tocar la banda de Juanse. Atrasos, contratiempos y un micro que salió de Córdoba y se quedó en San Nicolás no hicieron más que complicar hasta el hastío nuestra tarea.

Atípico, el último día se desprendió de todo lo visto en los encuentros anteriores: la convocatoria de motos, soñada tantas veces por Pappo, fue el punto más débil del domingo. Llegaron pocas a la comuna de San Roque y su rugido no alcanzó para que temblara el rockódromo. En el escenario temático se impuso el riguroso color negro heavy. Los que fueron a ver a Tren Loco, O´Connor, Logos, Horcas, los mexicanos Brujería y Almafuerte les ganaron a las otras tribus. El reggae se quedó con el segundo lugar, el día del rock con el tercero y el punk rock llegó último y a un par de vueltas.

Para que Ricardo Iorio se sumara al tributo al "Carpo", el show de Almafuerte se reprogramó para el cierre del segundo escenario. Un acierto: pudieron desplegar todo su arsenal luego de Brujería, unos Slipknot latinos que llevan su propuesta hasta los límites del death metal, pero que no comulgan con la prédica del metal criollo clásico.

Cuando hablamos del arsenal de la banda del ex Hermética y V8, no sólo nos referimos a la viola del “Tano” Claudio Marciello, una de las máximas referencias locales, sino también a la labia intolerante de Iorio. Para los que veían a Almafuerte por primera vez introdujo: “Podemos cambiar de ritmos, pero siempre con la guitarrita, porque el grupo que no toca guitarra no hace rock. A ver si me van a poner la maquinita de Leo García…”. Eso sí: a la hora de discriminar no se olvidó de nadie: Turf, Babasónicos, Los Gardelitos, El Bordo… y ¡Navarro Montoya! A todos les tocó una porción del veneno del cantante.

La contrapartida estaba en el escenario principal, con Jóvenes Pordioseros logrando el mayor ascenso de un año a otro. En 2005 tocaron de día y anteayer lo hicieron en el trío de cierre, precediendo a Attaque 77 y Ratones Paranoicos. ¿Contrapartida? Sí, porque el cantante, Toti Iglesias, se tomó un tiempo para pacificar: “El otro día, en el Gesell Rock, se peleó la gente de Jóvenes Pordioseros con la de Gardelitos. Atrás somos todos amigos, ¿eh? Para pelear está el «Látigo» Coggi”, dijo.

Ensayado al detalle, el tributo a Pappo sorteó con profesionalidad el interrogante que se plantea cuando los músicos se suceden en escena de un tema a otro y sólo un puñado se mantiene todo el show. Como en el cierre de los festivales de blues, el seleccionado local alineó a la última formación de la viola mayor del rock argentino: Bolsa en batería, Yulie Ruth en bajo, Nico Raffetta en teclados y Luis Robinson en armónica. Las guitarras: el hijo de Pappo, Luciano, y Botafogo. Con los clásicos desfilarían los invitados: Pity de Intoxicados en “El hombre suburbano”, Iorio en “Llegará la paz”, Deacon Jones (ex John Lee Hooker y Freddie King y protagonista de aquel histórico y maratónico show del “Carpo” en Obras) a cargo del órgano un rato largo, para hacer con Luciano en voz “Blues de Santa Fe”, Juanse y Sarco en “Ruta 66” (la más versionada del festival: ese día también la hizo Jóvenes Pordioseros y el anterior Pier con Botafogo). Estuvieron casi todos (llamativa la ausencia de Black Amaya): Alejandro Medina, Celeste Carballo, Vitico y su hijo Nicolás, Ricardo Tapia y un gran finale con todos tocando “El tren de las 16”. Atrás había quedado un video con imágenes caseras, “Juntos a la par” sonando y su guitarra exhibida en el centro de la escena.

Tras Jóvenes Pordioseros, Attaque 77 demostró que es una de las bandas más festivaleras de la actualidad, hits en continuado y la sensación única de que, mientras dure su set, todos los asistentes al predio se sentirán adolescentes.

Ya fue Cosquín Rock 06 y sirvió para confirmar al predio de la comuna de San Roque como sitio ideal para estos encuentros. Con las 17 mil personas que concurrieron el domingo, el global de convocatoria se detuvo en casi 100 mil personas.

Skay y Las Pelotas dieron los mejores shows, en una segunda línea se ubicaron Gieco, La Vela Puerca, Intoxicados, Catupecu Machu y Arbol, todos juntos para verificar el buen momento del rock local. Jóvenes Pordioseros creció y cumplió, Estelares se consagró desde el tinglado menor y en el temático hubo un buen nivel en general, con excepción de la noche punk rock. La inclusión de la carpa Electro Rock desnudó las falencias de la producción a la hora de programar música electrónica.

Los que faltaron... Bueno, ahí esta el punto más flojo. Más allá de los motivos individuales, resulta difícil suplir a Divididos, La Bersuit, Los Piojos y los popes solistas (Charly García, Fito Páez, Andrés Calamaro). Quedó demostrado el día dos, con La 25 y un cierre para escasas cinco mil personas.

Por Sebastián Espósito
De la Redacción de LA NACION