Donde hay obediencia, no existe pecado.

Donde hay obediencia, no existe pecado.

El pecado de adán y Eva. ¿acaso haber saboreado fruto de aquel árbol, del medio del huerto le fue pecado? Las sectas y religiones evangelistas alegan que lo fue.
Recuerdo un incidente particular de la Biblia con el rey Saúl. Se encontraba en batalla con los filisteos, y los hombres de Israel fueron juramentados a no comer siquiera algo, hasta el anochecer; pero Jonatán su hijo, quien no sabía del asunto, comió miel. Viéndolo los soldados le hicieron saber que, su padre les hizo jurar solemnemente con maldición, a no comer alimentos.
Pasada la tarde. Pretendía Saúl descender a sus enemigos de noche; y mandó preguntar por medio de su sacerdote a Jehová Dios; pero no hubo respuesta. Es que Israel había pecado. Por lo cual dijo el rey: “quien haya pecado, aun si fuere mi hijo, morirá.” Y nadie en el pueblo pudo responderle. Entonces echaron suerte entre el pueblo y él con su hijo. El pueblo salió libre. Y finalmente la suerte cayó sobre su hijo. ¡Qué has hecho Jonatán, de seguro morirás! Dijo su padre. Pero la victoria de esta guerra, se debía a Jonatán. El pueblo dijo: ¡no será así! Y agregó: “Vive Jehová, que no ha de caer ni un cabello de su cabeza en tierra. Así el pueblo libró de morir a Jonatán.
¿Se puede distinguir en qué consiste el pecado?

Referiré del tiempo de Adán. Dios le dijo que, de todo árbol del huerto podrá comer; pero le ordenó a no consumir fruto alguno del árbol de la ciencia del bien y del mal; que aquél día que de él comiere, ciertamente moriría. Comió de este fruto que recibió de las manos de Eva. Y no solo pecó sino que aquél día murió. Entonces podemos señalar ¿Dónde radica el pecado?

Otro asunto interesante al respecto es cuando Dios envió a un profeta en el tiempo de Roboam hijo de David y rey de Israel. Fue facultado anunciar al reciente rey Jeroboam; antes causante de la división de la nación de Israel, quien en el reinado de David fue exiliado y se refugió en Egipto. (1ra. de Reyes 13.1 al 32)

Estos son los hechos ocurridos en aquel tiempo:
Aquel varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso, aquél clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres.
Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Esta es la señal de que Jehová ha hablado: he aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que sobre él está se derramará.
Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle! Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar. Y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de Jehová.
Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. Y el varón de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró, y quedó como era antes. Y el rey dijo al varón de Dios: Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente. Pero el varón de Dios dijo al rey: Aunque me dieras la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar. Porque así me está ordenado por palabra de Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el camino que fueres.
Regresó, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había venido a Bet-el.
Moraba entonces en Bet-el un viejo profeta, al cual vino su hijo y le contó todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había hablado al rey. Y su padre les dijo: ¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el varón de Dios que había venido de Judá. Y él dijo a sus hijos: Ensilladme el asno. Y ellos le ensillaron el asno, y él lo montó. Y yendo tras el varón de Dios, le halló sentado debajo de una encina, y le dijo: ¿Eres tú el varón de Dios que vino de Judá? Él dijo: Yo soy.
Entonces le dijo: Ven conmigo a casa, y come pan.
Mas él respondió: No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar. Porque por palabra de Dios me ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el camino por donde fueres.
Y el otro le dijo, mintiéndole: “Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua.”
Entonces volvió con él, y comió pan en su casa, y bebió agua. Y aconteció que estando ellos en la mesa, vino palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver. Y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había prescrito, sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres. Cuando había comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno. Y yéndose, le topó un león en el camino, y le mató; ... Y he aquí unos que pasaban, y vieron el cuerpo que estaba echado en el camino, y el león que estaba junto al cuerpo; y vinieron y lo dijeron en la ciudad donde el viejo profeta habitaba.
Oyéndolo el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: El varón de Dios es, que fue rebelde al mandato de Jehová; por tanto, Jehová le ha entregado al león, que le ha quebrantado y matado, conforme a la palabra de Jehová que él le dijo. Y habló a sus hijos, y les dijo: Ensilladme un asno. Y ellos se lo ensillaron. Y él fue, y halló el cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león que estaban junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno. Entonces tomó el profeta el cuerpo del varón de Dios, y lo puso sobre el asno y se lo llevó. Y el profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle. Y puso el cuerpo en su sepulcro; y le endecharon, diciendo: ¡Ay, hermano mío! Y después que le hubieron enterrado, habló a sus hijos, diciendo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos. Porque sin duda vendrá lo que él dijo a voces por palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el, y contra todas las cosas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria.

Conforme a los tres ejemplos que tenemos, podemos concluir que pecado es desobedecer la Palabra de Dios. El mandato del rey Saúl llegó a ser pecado porque se juramentó en nombre de Yahvé Dios, o Jehová Dios. En el segundo y tercer caso. Dios ordenó cosas simples, que no son imposibles de cumplir. Aun así pecaron por no ceñirse a la palabra de Dios.
Por tanto. Leer la Biblia es leer la Palabra de Dios y leyéndola, nos conduciremos acorde a los deseos de Dios. Pues la Biblia muestra; no cosas imposibles; sino metas simples conforme a la humana debilidad. Tratando de entender, no con argumentos de interpretación particular; sino siguiendo el cause de un recto y cabal entendimiento de las cosas que tiene la Santa Biblia, hasta tener el crecimiento de discernir todo asunto espiritual. En la cual cada uno de nosotros, ya estamos empeñados en esta dirección.

Para terminar. Consiguientemente detallo que, estando Cristo en Jerusalén Dijo a sus discípulos: si vuestra justicia no fuere mayor que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Y ¿cómo se ha de entender? Obviamente es interés de Dios que seamos justos. Aun más que aquellos sacerdotes.

No hay algo mejor para entender, que con los ejemplos. Agradezco a Nuestro Dios, por haberme dado lo siguiente:
Cierto día consumí refrescos por valor de tres soles. Pagué con un billete y al poner el vuelto sobre la mesa; vi que solo se cobraba dos soles. Entonces dije que son tres soles.
Poco molesto me trató de decir que estaba bien; pero al darse cuenta sonrió recogiendo un nuevo sol.

Le comenté, si yo hubiese agarrado sin mirar el dinero y después lo gastase. No pecaría. Pues ignoro que el vuelto tenía un sol de más. Pero en esta ocasión, se bien que me ha cobrado menos; dándome un vuelto de más. Si en estas circunstancias callo, peco (y pecar, así sea por todo el oro del mundo no merece la pena). Aun si pecara: conviene puntualizar que no peco por adueñarme a solapadamente algún objeto que no es mío; sino más bien peco por desobedecer a Dios.

Pero algunos juiciosos de la calle, me dirán. ¿En que manera? Dios no habló nada respecto de aquel dinero. No es así. Al Decir Dios Que Nuestra Justicia tiene que ser mayor que los sacerdotes aquellos, demuestro que al quedarme con un vuelto de más, no practico lo que realmente es justo. Así pues no peco por adueñarme las cosas que no son mías; sino peco más por desobedecer a Dios. Pero reitero. No es bueno pecar; No para nada. Y en el anterior artículo vimos lo vacío que son todos los materiales de la tierra. Por tanto reunidos toda la materia, aun el oro. Son simple ilusión.
Apreciados hermanos(as) Cristo nos dijo que seamos justos. Practicarlo, no demanda sacrificio y tampoco un gran trabajo imposible; sino estas cosas están en ti, para obrar conforme al deseo de Dios. Pues como ya sabemos, es Cristo Jesús quien hace todas las cosas en nosotros.

Estamos pues en su bendición, todos los días de nuestra vida. AMÉN.

Este tema aun no ha sido distribuido entre los miembros del grupo.

se saca un tema por mes. esto significa que apenas tenemos cuatro meses.
pero qué pronto pasaron.