Todo indica que Kevin Federline no fue el principal damnificado tras su divorcio de Britney Spears; a ella parece no irle demasiado mejor. Luego de sus noches salvajes de fiesta y alcohol junto a Paris Hilton, un nuevo episodio agudiza la hipótesis de la inestabilidad emocional de la cantante y del entierro de la niña naif y sensual que todos conocimos. Tras una suerte de colapso nervioso, la diva teen pop se sometió a un violento cambio de look, decidió raparse la cabeza y se hizo nuevos tatuajes.
Los rumores indican que la blonda estaba atravesando un mal día con su cabello. Sus extensiones le molestaban por lo que luego de permanecer más de diez minutos llorando en su auto, ingresó a una peluquería de Los Angeles para demandar el corte de pelo. A pesar de que el staff del local intentó disuadirla, la cantante hizo caso omiso a sus sugerencias y comenzó a raparse ella misma. La dueña del local, Esther Tognozzi, certificó que la impulsiva decisión estuvo gobernada por un “momento hormonal”.
Pero esto no termina aquí. Más tarde ese día, Spears decidió tatuarse un labio rosa y otro rojo en su muñeca y una cruz en su cadera. La tatuadora de turno, Emily Wynne-Hughes, señaló que Britney está “al borde de un colapso nervioso”. Los reportes indican que la cantante habría entrado en rehabilitación pero que al día siguiente había abandonada la clínica. Su manager aún no ha hecho declaraciones al respecto.
Sin palabras no...?