SAN LORENZO 4 - HURACAN 0
San Lorenzo se aprovechó de la pena del descendido Huracán
Con dos goles de Acosta (la figura), uno de Chatruc y otro de Luna, el equipo de Insua goleó 4-0 a un rival juvenil y quebrado en lo anímico. San Lorenzo, casi sin proponérselo, incluso pudo aumentar las cifras.
La cita era exactamente a la hora en que, por misas o entierros, por justos o pecadores, por castigos o perdones, los santos no dan abasto. Y ayer a las 11 era tal la canilla libre que ofrecía el clásico que los de San Lorenzo no sabían por dónde empezar a gozar el domingo más espectacular de los últimos tiempos. Era el Día del Padre y el rival era, justamente, Huracán. El vecino llegaba definitivamente descendido y perfectamente apto para coleccionar una nueva goleada (hasta ayer le habían metido 36). Encima, ante semejante clásico —el último por vaya a saber cuánto tiempo—, el equipo de Célico no llegaba con canosos como Acosta sino con un ejército de caras repletas de acné (éste fue el primer duelo barrial para Andújar, Pranich, Zalazar, Lipo y Milano). Entonces, salvo un milagro de esos en los que Huracán hace rato dejó de creer, ayer sólo faltaba ver por cuánto ganaba San Lorenzo. Y fue, de nuevo, por cuatro goles.
Un indiscutible 4-0 en el que los santos no dieron abasto con los festejos. Un cabezazo de Chatruc, otro de Acosta, un jugadón del Beto, un toque de Luna... Sin embargo, la goleada sonó a escasa, no tanto por cómo venían las cosas sino por cómo se fueron dando ayer al mediodía.
San Lorenzo, que atacaba con Chatruc y Acosta como enganches, más Frutos y Astudillo como delanteros, tenía ante sí un Huracán que jugaba debajo de su nivel, lo que es mucho decir. Sus jugadores no lograban parar la pelota y algunos, como Alonso, le echaban la culpa exclusivamente al viento. Menos podían dar un pase bien. Y menos todavía llegar hasta Saja, quien usó sus manos una sola vez: tiro de Cellay en el inicio del segundo tiempo.
San Lorenzo dominó el partido de pe a pa y ganó claramente, aunque sin alcanzar el brillo que posibilitaba la situación. Increíblemente, con la invitación abierta de Huracán, con el empuje de esa tribuna local y con el esquema híperofensivo de Insua, Andújar arrancó teniendo una mañanita tranquila. Salvo un remate tres dedos de Paredes que el arquero mandó al córner, San Lorenzo no creaba situaciones.
Con doble 5 (Michelini y Herrón, impasables), y con Chatruc creando por derecha (o al menos, intentándolo) y Acosta manejando todo por izquierda, el local tenía la pelota pero no asustaba. Mejoró cuando Astudillo se fracturó el tobillo (ver página 10), Luna ingresó en lugar suyo para generar más juego y el Beto pasó de 9.
Los primeros dos goles llegaron por pelotas paradas ejecutadas por el impecable Morel. Primero fue un córner desde la izquierda que, tras el rechazo de Pranich, volvió a recoger Morel y la puso en la cabeza de Chatruc. Luego, desde la derecha, le colocó otro córner en la cabeza de Acosta.
Huracán mostró signos vitales con los ingresos de Fernández y Guerra, parando un 3-4-1-2: de ese inicio de la etapa final data el unitario remate de Cellay. Pero la mejoría murió con la expulsión de Alonso por falta a Luna (doble amarilla). Si hasta ahí San Lorenzo hacía y deshacía, la balanza se inclinó más con 11 contra 10. Hasta que llegó el tercero: robó Morel, Chatruc la puso en profundidad, falló Ortiz y Acosta, superando a Ortiz y a Zalazar, amagó y se la picó a Andújar. Y vino el cuarto: asistencia de Acosta, gol de Luna.
Se fue el clásico con San Lorenzo cosechando algún ole, perdonando la llegada de nuevos goles y enterrando aún más al adversario. Con Huracán-equipo cayendo de pie y Huracán-hinchada buscando suspender el partido. Con mucho público local vestido de luto y mandando a sus rivales a "jugar con Ferro". Con esos prohibidos globos negros volando muy pero muy alto. Y con la próxima cita barrial, la número 147, sin fecha definida...
