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			                   |        Compartir en:           Tras los pasos de Stephen King           Tras los pasos de King (I)    Las crónicas              de un viaje detrás de Stephen King 
           Ariel Bosi  - Exclusivo para INSOMNIA - El universo de Stephen King      Durante los primeros días del pasado mes de abril, cuando la              campaña de promoción de  Under the Dome daba              sus primeros pasos, me enteré que iba a haber un evento de              presentación del mismo, con firma de ejemplares incluida, en              varias ciudades de EEUU. No era muy extraño, ya que el libro              prometía y mucho. Y terminó cumpliendo con creces en              mi opinión, tal como lo mencioné en la crítica              del mes pasado.  
              Pero tampoco era lo usual: King no es muy fanático de ese tipo              de eventos, hacía muchos años que no hacía uno,              y menos tan masivo como se viene anunciando este (al momento, todavía              quedan un par de ciudades, incluyendo Toronto en Canadá). Si              bien no había confirmaciones definitivas, se sabía que              el tour comenzaría en Nueva York, pasando a Baltimore o Washington,              Atlanta, Florida y luego de algunas semanas llegaría a New              Hampshire. 
            Hablando con un amigo de España del tema,              me dice que estaba barajando viajar a Nueva York para la presentación.              Recuerdo que lo primero que pensé fue  “¡Qué              bueno estaría poder ir a la presentación de una obra              así!”. Eran las 10 AM de un miércoles…              y no pude trabajar en todo el día: la idea ya estaba instalada              en mi cabeza y me la pasé haciendo cuentas, cálculos              y demás. No iba a ser NADA fácil (y menos para alguien              a quien la plata se le suele ir de los bolsillos mucho más              rápido de lo que tardo en ganarla), pero eso nunca fue impedimento              de nada. Llegué a la noche a mi casa, le comenté a mi              novia, quien por cuestiones de trabajo no iba a poder acompañarme,              y me dijo  “y… solo te falta conocer a King, tenés              que ir”. El primer paso estaba dado. Comencé mi              campaña de ahorro forzoso, mientras comenzaba a tomar nota              de pasajes, hoteles y costos. 
            Tal como en el viaje anterior, si bien la idea inicial              fue individual, es mejor hacerlo con amigos. Esta vez, luego de mi              constantes SMS y mails, un amigo escritor (y obviamente fan de King)              llamado Federico Axat (del que oirán hablar muy pronto, puesto              que su primer libro saldrá publicado por  Suma de Letras              a comienzos de 2010) accedió a acompañarme. Ni falta              hace mencionar que el tiempo literalmente “voló”,              y el 7 de noviembre, luego de poco más de un año, volví              a tomarme el  Airtrain, el subte de Queens a Manhattan, el              Path para Jersey City, y volví a firmar mi nombre en el               Holland Motor Lodge Hotel de Nueva Jersey. Pero antes de llegar              al hotel, a solo una cuadra, me encuentro con Oscar Sendin y Silvia              Astasio. Si no les suena el primer nombre, bueno… abran el libro               Duma Key en su edición castellana y fíjense              quien lo tradujo. Fue él aquel amigo que mencionaba que me              había plantado la idea de viajar, y finalmente nos encontrábamos. 
            Llegamos al hotel (Fede ya estaba allí, puesto              que había viajado un día antes), y, debido a que ya              era tarde, solo logramos ir a cenar y planificar a grandes rasgos              los días siguientes. Iba a ser el 8 de noviembre el verdadero              primer día en la gran manzana.      
El primer día completo en Nueva York lo utilizamos              paseando, visitando librerías, comiquerías y, por sobre              todo, charlando mucho, planificando e imaginando como serían              los días siguientes, lo que iba a ser verlo a Stephen King              en vivo, a metros nuestro. A diferencia del anterior viaje, este iba              a ser pura y exclusivamente temático. Y como no podía              ser de otra manera, todos los caminos llevaban a… la 42 y la              2da avenida, donde en la saga está el solar en el que hay una              rosa... 
            Pero camino a ella, tuvimos un pequeño episodio              en la esquina de la 43 y la 5ta avenida. Por un momento, Jake y Jack              Mort estuvieron en escena…      
Por suerte no me atropelló ningún auto.             
            A las pocas cuadras, llegamos al lugar obligatorio              de visita de cualquier fan de Stephen King que pise Nueva York.         
Y si el año pasado había tirado un              centavo y pedido los tres deseos, esta vez no pude ser menos y repetir              el acto… incluyendo traerme en un frasquito un poco de agua.              Y si…no puedo conmigo mismo.     
Por supuesto cruzamos y nos sacamos fotos en la puerta              del  2 Dag Hammarskjold Plaza. Fue luego de esta foto cuando              Oscar me preguntó si había visto la tortuga.  “¿Qué              tortuga?” pregunté yo… y si… me había              perdido esto en el viaje anterior.     
Por cierto, las fotos son de noche, pero en Nueva              York eran las… ¡5:20 de la tarde! Anochece MUY temprano              en otoño e invierno… 
            Terminamos el día comprando unos cuantos              libros en la impresionante librería  Strand, volvimos              al hotel y nos preparamos para el día siguiente, en donde alquilamos              un auto y nos fuimos a visitar a un amigo en Connecticut que quizás              recuerden del año pasado…     
Acá estoy nuevamente en la casa de Michael              Whelan, el increíble ilustrador de  The Gunslinger,               The Dark Tower y  Firestarter (por solo mencionar              las obras de King). Y si… ese cuadro es el original de la ilustración              publicada en  Little Sisters of Eluria. 
            Esta vez pasamos más de dos horas y media              en la casa, y además del artista, su mujer Audrey, Federico              y yo, se nos sumó otro amigo coleccionista, nuevo dueño              de  Betts Bookstore y modelo del papel de Padre Callahan en              el nuevo proyecto basado en  The Dark Tower, titulado  Discordia. 
            Realmente fue una experiencia increíble estar              tomando la merienda en la casa de los Whelan, charlando de todo, contándonos              Michael sobre su viaje a Holanda (realizado pocas semanas antes).              Luego de la merienda nos trajo dos cajas en donde pudimos ver, en              exclusiva, todas las ilustraciones que formarán parte de  Discordia.              Otro momento sublime, tener todas esas ilustraciones en nuestras manos,              palparlas. Realmente no se puede ni comparar verlas en su tamaño              natural que verlas en el libro, donde varios detalles pueden llegar              a pasar desapercibidos. Con Fede no podíamos parar de quedarnos              mudos y mirarnos sin saber que decir. 
            En la otra caja había cinco de los remarques              que estaba realizado para la edición limitada de  Knowing              Darkness. Cuatro de ellos ya se han visto antes, puesto que son              imágenes del hombre de negro. Pero el quinto fue una verdadera              sorpresa. Afortunado será aquel que reciba su copia con un              remarque del vampiro Barlow, de  Salem’s Lot. Una imagen              PERFECTA. 
            Luego fue el momento en donde Michael accedió              a firmarnos todos los libros y láminas que habíamos              llevado. Aquí puede verse el momento donde está firmando              mi ejemplar de  La Torre Oscura VII.     
Continuamos charlando sobre  Discordia, el              evento de King que iba a tener lugar mañana. Impagable cuando              Audrey contó una anécdota sobre la presentación              del último volumen de la saga, donde King y Whelan hicieron              un evento de firmas conjunto. En un momento King va al baño              y a la salida se la cruza a Audrey, quien lo saluda. King parecía              no reconocerla, por lo que Audrey le dice quien era. Ahí King              le da un abrazo y le dice que había pasado mucho tiempo y no              recordaba la última vez que se habían encontrado. Audrey              le menciona que había sido en los años 80, en una fiesta,              a lo que King contesta  “¡Oh! ¡los tiempos de              bebida! ¡Con razón no me acuerdo!” (“Those              were the booze times!”), y otras cosas no vinculadas a              King. Michael en un momento nos llama y nos lleva a uno de sus estudios.              Comienza a abrir cajones y me empieza a pasar los cuadros originales,              bocetos y más. Yo ya no sabía ni que decir… pedía              permiso por cada foto sacada, a lo que Michael decía  “Go              on, take all the ones you want”. Y si…no pude evitar              sacar una foto de esta:     
Luego de más de dos horas y media en la casa,              habiendo pasado más de 20 minutos en cada uno de sus estudios              (¡tiene cuatro estudios en total! Todavía hoy no puedo              creer que estuve en esas habitaciones en donde se conciben semejantes              obras de arte), compramos un par de láminas, nos sacamos un              par de fotos, saludamos y nos retiramos, llevándonos de regalo              algunas atenciones de los Whelans (como una remera promocional de               The Dark Tower VII, postales con ilustraciones de Michael y algo              único: un mapa realizado por Michael sobre como salir de su              casa y tomar la ruta para Nueva Jersey). Realmente fue un gusto y              un placer increíble volver a visitarlos y espero que no sea              la última vez. 
            Aquí puede verse el hermoso barrio en el              que vive (Michael mencionó que cuando necesita inspiración              sale a caminar. Por supuesto que se entiende perfectamente que los              resultados funcionen tan bien).        
Aquí estamos, de izquierda a derecha, David              Williamson, nuevo dueño de Betts Bookstore y modelo de Michael              Whelan para el papel del Padre Callahan, yo, Michael Whelan y Fede,              en la puerta de la casa de los Whelans.     
Así terminó el segundo día en              EEUU, llegando a Nueva Jersey y preparándonos para una maratón              que incluyó tres encuentros con Stephen King. Pero eso es material              para el próximo mes. Por lo pronto, los dejo con el adorno              de Halloween que franqueaba la casa de Michael y Audrey Whelan.        
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			                   |                Tras los pasos de King (II)    Tal como les conté el pasado mes, los días previos al              evento de presentación de  Under the Dome en Nueva              York fueron relativamente tranquilos, con la visita al sitio donde              está  The Dark Tower, recorrida por librerías,              comiquerías y más, concluyendo en otra parada en la              casa del genial Michael Whelan.  
El esperado 10 de noviembre comenzó a las              6:30 AM. Quienes me conocen personalmente saben que soy ese tipo de              personas que se levantan en el último momento posible, cuando,              sea cual sea el compromiso, ya estoy llegando tarde.  
O              sea, para que me levante a las 6:30 tenía que haber una buena              razón: Stephen King iba a estar en el programa  Good Morning              America, el cual se filma en la planta baja de un edificio en              pleno centro de Manhattan. Así que llegamos allí con              la esperanza de conseguir que King a la salida firmase algunos ejemplares              (por segunda vez había llevado a EEUU una primera edición              de  IT en tapas duras). El show se puede ver desde afuera              tranquilamente (los conductores están a escasos 4 metros de              la vereda, solo separados por un vidrio), pero King aún no              había llegado y ya había unas quince personas cerca              de una puerta lateral con ejemplares para firmar, por lo que nos dirigimos              hacia allí a esperar.     
Luego de unos 15 minutos, luego de muchos años leyendo y volviéndome              fanático del autor, lo vimos por primera vez en vivo. Por turnos              (y para no perder el lugar en la fila), fuimos hacia un lugar donde              se viese el show…     
Como podrán ver, todo el programa se filma a pocos metros de              la calle.      
 Luego de unos cinco minutos, King salió de              escena, por lo que todos en la fila (coincidencia, éramos 19              en total en ese momento) nos fuimos preparando para su salida. Y,              a pesar de todos tratar de autoconvencernos de que al ser tan pocos              King iba a firmar los ejemplares, la salida de King y posterior entrada              al auto que lo estaba esperando duró menos de dos segundos,              así que nos fuimos de ahí con sensaciones encontradas:              lo habíamos visto, pero nuestros ejemplares volvían              tal como habían llegado. En fin…todo no se podía. 
            Eran las nueve de la mañana y faltaban muchas              horas para el evento en el  Times Theater, el cual iba a tener              lugar a las 7 de la tarde. Por ende, aprovechamos para ir a desayunar              y seguir paseando. En el medio aproveché y pasé por               Scribner, donde me encontré con amiga que trabaja              ahí. Estuvimos unos 45 minutos charlando, donde me confirmó              que King hacía este evento para dar una mano, porque las ventas              del año no habían sido para nada buenas en la editorial,              y también recibió un regalo que Fede y yo le dejamos              para Stephen King (el cual, según me dijo, ya está en              la oficina de King y, con un poco de suerte, ya lo tiene el propio              autor). Abandoné el lugar con una caja repleta con cuatro diferentes              ediciones de  Under the Dome, incluyendo una firmada por King.              También pasamos por el teatro a buscar las entradas, mas las              mismas iban a ser entregadas a partir de las cinco de la tarde. Un              televisor anunciaba el evento.      
A las cuatro de la tarde fuimos al teatro a hacer              la cola y encontrarnos con un amigo con el cual no había podido              encontrarme en mi anterior viaje. Su nombre es Mark Stutzman y es              el genial artista que hizo el arte de tapa de  Everything’s              Eventual,  Cell,  Duma Key,  From a Buick              8 y  Lisey’s Stor”. Llevo hablando por email              con Mark desde el 2006, y cuando le conté del evento en Nueva              York, allá por abril, me dijo que se iba a sumar así              nos conocíamos personalmente.  
 Mark resultó ser tal como se muestra por              email: un tipazo. Todos quedaron más que conformes al conocerlo              y ya está la promesa de encontrarnos los cinco la próxima              vez que haya otro evento así en Nueva York.  
            Luego de esperar un rato en la fila (éramos              de los primeros), se sumaron a nuestro lugar David (el nuevo dueño              de  Betts Bookstore, de quien hablé en la primera parte              de la nota) y otro coleccionista amigo llamado Craig, quien vino con              su mujer desde Scranton, Pennsylvannia (¿les suena  “The              Office”?) para el evento. 
           Como pasa siempre que uno la pasa bien, el tiempo              se fue volando y, al ratito, ya estábamos entrando al teatro.              En ese momento se acercó uno de los organizadores y entregó              a cada uno en la fila una carta. Si el reverso de la misma tenía              una figura o número, a la salida del evento se podía              adquirir una copia firmada del libro a precio de tapa. De las ocho              personas que éramos, solo Oscar sacó una carta en blanco,              pero, como contaré luego, no iba a ser un impedimento para              conseguir la copia. 
           Entramos al teatro y conseguimos asientos en las              primeras dos filas. O sea… ¡teníamos al escenario              a escasos tres metros! Aproximadamente a las 8:30 el escenario se              iluminó bien y apareció King y su entrevistadora. Tal              como se había estipulado, no se permitía tomar fotografías,              pero el evento fue filmado y transmitido en directo a más de              60 cines a lo largo del territorio estadounidense (se pueden ver algunos              fragmentos en  YouTube). Y ahora si… a diferencia de              la vista a la mañana, tenerlo a King hablando durante más              de una hora y media a solo tres metros, ya cumplió todas nuestras              expectativas. Hizo chistes, contó los proyectos e ideas que              tenía (un nuevo volumen de  The Dark Tower que va a              tener lugar entre el cuarto y el quinto volumen, la idea de hacer              una segunda parte de  The Shining que involucrase solo a Danny              Torrance, otra novela que juntase a Jessie, Dolores y Rose de la trilogía              de heroínas, y más), en fin. King se caracteriza por              tener bastante de showman y no le falló a nadie. 
           Sobre el final la gente de la audiencia podía              hacerle preguntas (yo tenía una preparada, pero al final opté              por no hacerla) y, tras casi dos horas, King se paró, saludó              a todos y se despidió. El aplauso duró varios minutos. 
            Salimos del teatro y decidimos ir a cenar todos.              Pero antes tuvimos casi una hora de demora para conseguir comprar              el ejemplar firmado. Y, como habían sobrado varios luego de              que todos los que habíamos sacado una “buena” carta,              quienes sacaron u na carta en blanco pudieron comprar su ejemplar,              por lo que Oscar consiguió su ejemplar. Y…sobraron más              ejemplares, así que todo aquel que quisiese uno podía              volver a pasar y comprar. En fin… entre los ocho adquirimos              más de 18 ejemplares. Aproximadamente a las 23 hs salimos del              teatro y buscamos un lugar para cenar. Terminamos en un restaurant              a pocas cuadras de ahí, cenando todos juntos y charlando sobre              el evento, el viaje y más. Personalmente es otro de los momentos              que más atesoro del viaje.      
Finalmente, poco después de las doce y media              del 11 de noviembre nos despedimos y volvimos al hotel. Íbamos              a tener solo dos horas para dormir antes de subir al auto y viajar              para Baltimore. Pero bueno… todo el evento de Baltimore (el              cual tuvo MUCHAS sorpresas, incluyendo una entrevista en vivo para              Fox) para la próxima.               
					
						Última edición por punk77; 10/03/2010 a las 21:31                      |               -   
       
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			                 |                Que buena info!!! Muchas gracias Punk!!!                                |               -   
       
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			                   |                Tras los pasos de King (III)    Lo primero que me pasó por la cabeza el 11 de noviembre, cuando              sonó el despertador a las 2:30 AM (luego de dormir menos de              dos horas de las últimas veinticuatro) fue  “Baltimore              y el evento de firmas se pueden ir a la…” (ya saben              donde). Obviamente, luego de unos segundos con la cabeza completamente              embotada, nos terminamos levantando y reuniéndonos Oscar, Sylvia,              Fede y yo en el lobby del hotel.  
Nos              subimos al auto y, con la ruta completamente vacía, iniciamos              el camino hacia el supermercado  Walmart ubicado en Dundalk,              Baltimore. Y si bien llevábamos buen tiempo, nadie había              logrado darnos un estimativo de cuanta gente podía haber haciendo              fila a las 6:00 AM en la puerta del supermercado. Se sabía              que King iba a firmar 400 ejemplares (lo que los organizadores calculaban              que iba a llegar a firmar en el término de dos horas) y, si              sobraba tiempo y estaba de buen humor, quizás algunos más.              Pero debo confesar que tenía un mínimo miedo a que ya              hubiese cuatro cuadras de cola en el supermercado.  
Quizás ayudó el clima (había lluvias intermitentes),              quizás nunca se esperó mucha gente a la madrugada, pero              el hecho es que llegamos aproximadamente a las 6:00 AM y, nomás              estacionar, vimos que no debía haber más de 100 personas              en la fila. Nos pusimos en la misma, bajo una muy molesta llovizna,              sabiendo que nos esperaban, al menos, tres horas en fila hasta que              repartieran las pulseras que aseguraban un ejemplar firmado. Pero              nos faltó recordar que, mal que a veces pese, estábamos              en el primer mundo. Y si el sentido común dice que no podés              dejar a una multitud esperando bajo la lluvia durante tres horas,              bueno… a las 7:15 AM apareció el encargado del supermercado              avisando que estaban esperando las pulseras para ya entregarlas lo              antes posible (calculaban para las 8:00 AM), para que la gente no              tenga que estar mojándose en la fila.  
           Y en una muestra de excelente voluntad y trato (como la que tuvimos              por parte de todo el personal involucrado en el evento), para las              7:50 AM ya habían repartido las pulseras (“88”              era mi número), abierto las puertas del supermercado y permitido              a la gente acceder de a grupos para comprar el libro. Todo esto siempre              con una organización impecable y un respeto ejemplar en la              fila (nada de colados, gente guardando lugares, reventa, etc.)  
A pesar de haber sido el primero de los cuatro en ingresar al supermercado,              terminé siendo el último en salir (me quedé comprándome               Up en BluRay, la cual había sido lanzada a la venta esa              semana y costaba menos de 20 dólares… es imposible no              subirte al vagón de consumo del país). Y nomás              salir me topo con que un periódico (el  Baltimore Post)              les estaba haciendo una nota a Oscar, Sylvia y Fede. Apenas unas horas              después, una foto de ellos podía verse en la edición              online del periódico.  
A pocos metros del cronista del periódico estaba una camioneta              de  Fox. El cronista me escuchó hablar en castellano              y se me acercó, preguntándome de donde éramos.              El diálogo fue más o menos así:  
            -¿De dónde son?  
 -Argentina  
 -¿Y vinieron especialmente de Argentina para este evento              o estaban por acá?  
 -Vinimos especialmente para este evento.  
 -Ok. ¿podemos hacerte una entrevista?  
 -Si, no hay problema  
 -Mirá que es en vivo.  
 -No hay problema.  
Así… tal cual lo transcribo, nos entrevistó               Fox en vivo para el noticiero de la mañana. Me tomaron              los datos y comenzó la nota con la introducción del              cronista diciendo que se había confundido, que no había              gente de todo el país para el evento de firmas, sino gente              de todo el mundo. Luego de una entrevista de aproximadamente 2 minutos,              quedamos libres de compromisos hasta las 16 hs, hora en que había              que regresar a  Walmart para el evento (hace unos pocos días              conseguí una copia de la transmisión de ese día,              así que espero poder publicar algunas fotos en el próximo              número de esta crónica).   
Aprovechamos el tiempo muerto en el medio para pasear              un rato. Quienes hayan leído mi crónica del anterior              viaje a EEUU, recordarán que ya había estado en Baltimore              y que era una ciudad santa de mi devoción. Pero de cualquier              manera no iba a perder la oportunidad de ir a visitar la tumba del              gran Edgar Allan Poe nuevamente. El clima era ideal para sus historias…     
Desde allí partimos hacia la casa del fallecido              autor, mas la zona es bastante peligrosa y el hecho de que tuviésemos              las valijas de Oscar y Sylvia en el auto fue motivo suficiente para              ni detenernos en la puerta. Terminamos dando vueltas y almorzando              en un  Burger King, donde el trajín y horas sin dormir              me llevaron a tirarme en el auto un rato. A las 15 hs me despertaron              y volvimos a  Walmart para el gran evento.     
Por supuesto no fuimos los únicos en llegar              una hora antes, mas una vez más vimos lo innecesario que es              llegar antes a un evento cuando todo está bien organizado.              Los lugares ya estaban determinados por el número en la pulsera,              por lo que esperamos aproximadamente unas dos horas en la fila hasta              que nos hicieron pasar a un patio central armado especialmente para              el evento (previo recordatorio de las reglas a seguir). Preparamos              las cámaras (las fotos estaban autorizadas pero sin flash)              y, a las 17:45 (casi una hora y cuarto antes de la hora programada)              King apareció en el escenario. Saludó a todos, se dirigió              hacia el público y le firmó su ejemplar a una señora              mayor para que no tuviese que esperar parada durante todo el evento.              Luego volvió al escenario, contó algunas de las novedades              mencionadas en el evento de la noche anterior y accedió a contestar              preguntas. 
           En ese momento, en un ambiente mucho menos formal              que el de la noche anterior, levanté la mano. Luego de dos              preguntas (y probablemente debido a mi gloriosa camiseta de Racing),              King me señaló.  “¿Veremos algún              otro libro de Bachman?”, le pregunté.  “Bueno,              está muerto”, me dijo,  “pero cada tanto              alguien encuentra una obra nueva en algún desván”.              Desde abril que venía pensando que le preguntaría si              tuviese la oportunidad… y la pregunta se me termina ocurriendo              30 segundos antes de que King me señale.       
Hubo lugar para dos preguntas más luego de              la mía. Luego Steve tomó asiento y la fila comenzó              a moverse… muy rápido. Cada uno en la misma entregaba              el libro abierto a un asistente, quien se lo pasaba a otro asistente,              quien a su vez lo entregaba a King. El autor lo firmaba, intercambiaba              algún comentario con el lector, le daba la mano, y fuera del              escenario. Todo este proceso permitía aproximadamente 4 libros              firmados por minuto, y escasos segundos para tomar una buena foto              con el autor.  
Cuando llega mi turno y quedo delante de Stephen              King lo saludo, (responde de muy buen talante. Se notaba que King              estaba de muy buen humor) y luego de un bloqueo momentáneo              le digo  “Vine de Argentina especialmente para este evento”.              King levanta la vista, me mira y me dice  “Oh. Si. ¡Escuche              sobre vos!”. Me firma el libro, me lo tiende, me dice               “¡Gracias! ¡Que lo disfrutes!”, le estrecho              la mano, lo saludo, y me voy del escenario (si… me dijo  “Gracias”.              ¡No somos dignos!). Apenas salgo me doy vuelta y le saco la              foto a Fede (no pude sacar muchas más debido a que uno de los              muchachos de seguridad me pedía que salga del escenario). Menos              de un minuto después, los cuatro estábamos en un pasillo              del supermercado, con el libro firmado, viendo las fotos que habíamos              podido sacar. Y comprobamos que no había importado la estrategia              que habíamos armado para poder tener una buena toma. Todo había              sido demasiado rápido y, lamentablemente, no me había              quedado una buena foto con Stephen King. La que parecía ser              la foto perfecta… tuvo un inesperado movimiento por parte de              un organizador y quedó parcialmente bloqueada, como pueden              ver. Pero a pesar de esto… fue el momento más fuerte              del viaje. Así que dio lugar a otro retrato: la foto de las              tres manos que habían estrechado la del escritor quedó              inmortalizada aquí:        
Y esta hubiese sido la foto perfecta…     
 Salimos del evento y fuimos hacia el hotel que Oscar              y Sylvia habían reservado. Este era el momento en que nos separábamos.              Ellos al día siguiente volarían a Bangor, para luego              viajar a Florida y participar del evento que iba a tener lugar en              Sarasota. Nosotros volvíamos a Nueva York para encontrarnos              con Mark Stutzman al día siguiente y volar a Denver, Colorado,              el viernes 13, donde nos esperaba un viaje de una hora que nos dejaría              en el Stanley Hotel, o como lo conocemos los fans de King: El Overlook              Hotel.  
           Nos despedimos de Oscar y Sylvia (con la promesa de volver a encontrarnos              en el próximo evento de firmas de King, sea donde sea), con              quienes fue realmente un gustazo compartir todos esos días,              nos subimos al auto y volvimos a Nueva Jersey (con más sueño              que nunca y hablando todo el tiempo para no quedarnos dormidos en              pleno viaje). 
           Llegamos al hotel, bajamos nuestras cosas (el conteo de ejemplares              de  Under the Dome en mi caso ya definía que tenía              que comprar otra valija urgente) y empezamos a organizar los días              que nos quedaban. Cuando chequeamos e-mails vimos que nos habían              escrito del  Baltimore Post para publicar una nota con nosotros              (la cual lamentablemente no se pudo hacer, debido a que vimos el e-mail              demasiado tarde). Aproveché para escribirle a mi amiga en la              editorial, contándole del evento y preguntando si sabía              por qué King había dicho que sabía sobre mi.              A la mañana siguiente recibo la noticia de que mientras el              autor estuvo en la editorial, le contaron que había venido              yo especialmente desde Argentina para el evento. 
           El jueves 12 fue nuestro último día completo en Nueva              York. Aprovechamos para averiguar donde dejar los equipajes, pasar              nuevamente por la librería  Strand (y comprar más              libros, obvio), terminando el día tomando unas cervezas con              Mark Stutzman y parte del equipo de artistas de  Simon & Schuster:     
Esa noche me despedí de Nueva York (solo volvería              el día 15 para tomarme el subte hacia el aeropuerto), con la              promesa (otra vez) de volver apenas pueda.   
Volvimos al hotel, armamos el equipaje de mano y              nos fuimos a dormir. Al día siguiente nos esperaba el ambiente              de  The Shining, pero ya saben que voy a decir ahora, así              que nos vemos en marzo. 
           ¡Hasta la próxima!  
           PD: La idea inicial de esta crónica eran tres partes:               Artistas – Eventos King – The Shining. Por cuestiones              de espacio fue haciéndose cada vez más extensa, mas              mi parte de la crónica terminará el mes que viene. En              abril tendrá lugar la visión de Fede, quien pasó              unos días más en EEUU. Y luego publicaremos la crónica              de Oscar a partir del momento en que nos separamos en Baltimore. Recuerden              que visitó Bangor, fue a otro evento del autor (en Florida)              y tuvo dos encuentros que no tienen desperdicio, pero no vamos a adelantar              nada. Habrá que esperar.                              |               -   
       
				Admin ®
			                   |                Tras los pasos de King (IV)    Hay un dicho popular harto conocido que dice  “Viernes 13,              no te cases ni te embarques”. Bueno, primero agradezco              no ser un tipo supersticioso. Y segundo: ¿Qué mejor              manera de desafiar la superstición que volando hacia el hotel              de  The Shining, un día 13, con el vuelo demorado debido              a una tormenta de nieve en Denver y al congelamiento de las alas del              avión en Nueva York?. Así comenzó nuestra última              etapa del viaje.   
Si              bien la hora inicial del vuelo era antes de las 16 hs, debido al mal              clima terminamos viajando dos horas más tarde, por lo que llegamos              a Denver cerca de las 22:30 hs. Fuimos a buscar el auto alquilado              y nos topamos con que tenía encima una capa de 30 cm de nieve.              Esperábamos tener un fin de semana con nieve, así que              comenzábamos con un buen presagio. 
           La ruta a Estes Park (el pueblo donde está el hotel Stanley)              es completamente calma y desierta, con los últimos 30 km rodeados              por bosques y lagos. Llegamos al pueblo poco después de la              1:30 hs de la mañana, y nos topamos con un lugar muy parecido              a Villa La Angostura, con casas de madera, un centro muy chico con              lugares de productos regionales, y restos de nieve en los costados              de la calle. Fue aquí donde nos topamos con la primera sorpresa,              y es que el hotel no está alejado de todo como uno lo vio en              la miniserie del '97, sino que está a dos cuadras de distancia              de una de las calles principales. 
           Entramos al hotel (completamente en silencio) e hicimos el check              in. Nos dieron la tarjeta de la habitación (era la 326. La              217 es la suite presidencial y NO estaba disponible, a pesar de nuestra              insistencia) y, luego de dejar las valijas, nos fuimos a hacer un              rápido tour por el hotel, siendo la primera parada, obviamente,              la puerta de la habitación 217.  
Luego de una vuelta en silencio por todos los pisos (no éramos              los únicos paseando, ya que había más gente sacándose              fotos en la 217) dejamos para el día siguiente la recorrida              exhaustiva, la cual tuvo lugar apenas nos levantamos al día              siguiente. Y al rato nomás personalmente comprobé por              qué King puede escribir en los lugares donde lo hace: ¡porque              no hay otra cosa para hacer! Estes Park es hermoso, pero más              que pasear, no hay muchas otras cosas para hacer. Así y todo,              es un lugar increíble. Y como el dicho dice que más              vale una imagen que cien palabras, acá hay algunas fotos del              lugar:        La vista a la salida del hotel            La vista del hotel desde la entrada del camino al mismo    A las 14 hs contratamos el Ghost Tour, el cual es un recorrido por              varios lugares del hotel con sus diferentes historias de fantasmas.              Y si bien es un hecho que todo aquel que vaya al hotel va a contratarlo              (sale U$S 15), les recomiendo que no lo hagan y que se gasten ese              dinero en cualquier cosa que quieran. El tour es bastante… mmm…              ¿cómo decirlo?... es un tour bastante tonto. No aporta              absolutamente ningún dato nuevo (de hecho, tuve que corregir              al guía respecto a un par de datos incorrectos sobre Stephen              King, ganándome una dudosa mirada de “cerrá la              boca” por parte de él), te hacen pasear por los diferentes              pisos del hotel, contando historias bastante aburridas, y… no              te hacen entrar en la habitación 217 (que era la razón              por la cual lo contratamos). 
            Lo bueno del tour es que tuvimos acceso a una parte donde se guarda              una réplica del hotel en tamaño escala (fabricada para              la miniserie) y un mural con fotos del rodaje y otras cosas).     
Una vez concluido pudimos ver que estaba comenzando a nevar, por              lo que nos fuimos a recorrer el pueblo, aprovechando la parada obligatoria              en la cervecería Estes Park Brewery. Por supuesto le pifiamos              varias veces, terminando en un camino sin salida donde nos topamos              con unos cuantos ciervos.  
En el año 97, la cervecería lanzó a la venta              dos cervezas con etiquetas de  The Shining. Una de ellas es              relativamente fácil de conseguir, pero la otra (llamada “ The              Shining Ale”) llevaba años tratando de rastrearla.              Nomás entrar, en la cervecería tenían ambas,              así que nos llevamos un pack cada uno. Completamos la compra              en el lugar con algunas remeras y etiquetas clásicas. 
           Cuando salimos de la cervecería, nos topamos con que los poquitos              copos de nieve que caían ya eran una nevada pesada.     
Luego continuamos dando vueltas por el pueblo, entrando en los pocos              locales que aún estaban abiertos. A la hora nomás, manejar              ya se había tornado complicado, debido a que el auto patinaba              demasiado. Volvimos al hotel (eran poco más de las 18 hs y              ya era completamente de noche), por lo que volvimos a dar vueltas              por el hotel.     Esta es la sala de música        la habitación 217    A pesar de tratar de cenar en el hotel, el comedor tenía hasta              2 hs de demora debido a la cantidad de gente, por lo que fuimos, como              siempre, a un McDonalds. Terminamos en la habitación viendo              el canal 237, el cual pasa en continuado la adaptación de Kubrick              de  The Shining. 
           El día siguiente nos tuvimos que levantar a las 6:00 AM, ya              que nuestro vuelo a Nueva York tenía lugar a las 9:00 AM. Aprovechamos              para sacarnos un par de fotos más (nos faltaba una en el salón              McGregor, donde King ofició como director de orquesta en su              cameo en  Stephen King’s The Shining), nos subimos al              auto y partimos para el aeropuerto (llegamos a tomar el vuelo demasiado              justos de tiempo, y no pude pasar las cervezas llenas de  The Shining,              por lo que tuve que vaciarlas antes de pasarlas).     El frente del hotel a las 6 AM       La última foto del Stanley Hotel    Y así concluyó el viaje. Volvimos a Nueva York, llegamos              al hotel justo para agarrar las valijas y volver al aeropuerto, esperando              las 10 hs que faltaban para mi vuelo. Habían pasado solo ocho              días desde mi llegada a EEUU desde Argentina, pero habían              sucedido cosas como si llevase meses en la gran Manzana.  
           Como habrán visto a lo largo de toda la crónica, no              me puedo quejar por como se dieron las cosas: fui (¡nuevamente!)              a la casa de Michael Whelan; conocí a Mark Stutzman; lo vi              a Stephen King en vivo tres veces; le hice una pregunta; le di la              mano; me firmó un ejemplar delante mío; me dijo que              había escuchado sobre mi; me hospedé en el hotel Stanley;              conocí a Oscar Sendín y a Sylvia, quienes, junto con              Fede, hicieron que el viaje sea perfecto. ¡Y hasta me entrevistaron              en vivo para  Fox! 
           ¡Un viaje insuperable! Solo espero poder igualarlo la próxima              vez que haya un evento de firmas.                              |               -   
       
				Distribuidor VG
			                 |                Nooooo, que capo el tipo!!! Gracias por la info Punk!!! Que lastima que no entraron en la casa de Poe...              
					
						Última edición por pepeonline; 12/03/2010 a las 22:37                      |               -   
       
				Usuario
			               |                Me muero de envidia! es increible todo lo que vivio este pibe, y me mato la foto en la puerta de la habitación ese numero me sigue hace como diez años en la cabeza.Gracias por la info Punk! hace un tiempo que no entro en la web de Insomnia.                         |               -   
       
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			               |                Hola!  
Un amigo me acaba de pasar el link de este tópico. Mi nombre es Ariel Bosi y soy el stalker de King de la crónica   . Es una sorpresa ver la crónica acá!   
La verdad es que fue un viaje de la puta madre y, obviamente, haber cumplido algo que nunca hubiese imaginado.  
Respecto a la casa de Poe, tuve la oportunidad de ir a la casa-museo que tiene en Filadelfia en el 2008. Es increible ese museo (hasta tiene el sótano en el que, supuestamente, se inspiró el autor para "El gato negro", un cuervo en un pilar en la parte del jardín, y la sala de lectura del autor recreada de acuerdo a sus cartas y anotaciones).  
En ese viaje (mucho menos temático) fui hasta Bangor a ver los lugares que aparecen en los libros y películas de King, para luego bajar y visitar otros lugares copados (la tumba de Lovecraft, por ej). La crónica salió en Insomnia el año pasado:   INSOMNIA - Informe  INSOMNIA - Informe  INSOMNIA - Informe  INSOMNIA - Informe 
Saludos!                          |               -   
       
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			                   |                        Iniciado por  arielracing     Hola! Un amigo me acaba de pasar el link de este tópico. Mi nombre es Ariel Bosi y soy el stalker de King de la crónica   . Es una sorpresa ver la crónica acá!         Hola Ariel, qué bueno poder contar con tu aporte acá! De esa manera, además de compartir esas notas de INSOMNIA nos podés contar un poco más. 
Bienvenido y esperamos tus aportes!                              |               -   
       
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